jueves, 21 de julio de 2011

Palabras que se lleva el viento.


Estos versos no saben adónde van,
no saben dónde nacieron,
perdieron el sendero, sucumbieron,
sin sentido y sin destino, murieron.

Palabras para nadie,
emociones sin nombre,
palabras sin dueño,
palabras sin sueño.

Palabras que viajan al presente
en nubes del pasado,
palabras de otros tiempos,
despertaron, agonizaron, perecieron.

Palabras que no se pronunciaron,
palabras que se desvanecieron,
ahora, palabras para nadie,
palabras de hielo.

Palabras que despertaron palabras,
besos que murmuraron palabras,
caricias que insinuaron palabras,
miradas que hablaban sin palabras.

Lluvia que se convirtió en granizo,
sol en oscuridad,
noches de luna en tempestad,
amaneceres en soledad.

Palabras estranguladas,
palabras abortadas,
palabras suicidas,
palabras escondidas.

Versos inacabados en la puerta de un bar,
sentimientos pospuestos que yacen al despertar,
oportunidades perdidas que se clavan como un puñal,
nosotros, asesinos, homicidas, de todo lo que pudo pasar.

Responsables o víctimas de la indecisión,
moríamos a espada de la preocupación,
¡qué inútil sentimiento para el corazón!
¡Qué absurdo para la razón!

Porque todos fuimos y quisimos dejar de ser,
todas esas palabras no encontraron su destino,
estaban dirigidas a quien fue y estuvo,
pero quiso dejar de estar y ser.

P. Castañeda. J.M. Delfín.

jueves, 14 de julio de 2011

No es que todo sea mentira.



No es que todo sea mentira,
sino que pocas cosas son verdad,
no se trata de criticar,
antes, es preciso observar,
no consiste en chillar y patalear
sino en no dejarse llevar,
mirar alrededor, saber dónde estás,
no perder la perspectiva
es asunto fundamental,
centrarse en vidas ajenas
es no saber qué camino tomar,
como punto de partida
es urgente encontrar el centro de gravedad.
P. Castañeda, J. M. Delfín

domingo, 10 de julio de 2011

Peso y paso del tiempo.


Peso y paso del tiempo. (Reloj construído por Fernando de Tapia. Ayuntamiento de Alcalá la Real, Plaza Arcipreste de Hita).

En Alcalá la Real la cultura es un placer percibido a través de los cinco sentidos; la vista se diluye en el aire circulando como una brisa por las murallas del Castillo de la Mota, rememorando su historia, viviendo el día a día de sus gentes, de personas de otros tiempos que como nosotros podían oler las esencias de la canela y otras especias, que degustaban dulces vinos y dátiles, hummus y cuscús, que entre murallas y bajo la bóveda de estrellas hablaban de sus sueños, inquietudes y sentimientos. Ahora suena la música del violonchelo abrazando el canto de una doncella, me dejo llevar por las notas hasta que el silencio me hace despertar.


     El paseo por las calles de Alcalá la Real te hacen girar constantemente la cabeza de un lado a otro, para contemplar sus fachadas, para detenerte en los pequeños y grandes detalles, el guía, profesor entrañable, hace que te sumerjas en las vidas de gentes que siglos atrás pasearon por este dédalo de calles empedradas, aún puede oírse el sonido de los carruajes por calles transversales, las miradas de alcalaínos de ataño mirando por la rendija de sus portalones, asomados a sus enrejados ventanales. En la Plaza del Arcipreste de Hita, puede saborearse un desayuno a base de aceite de oliva de la tierra mientras se obserba el reloj del ayuntamiento construído por Fernando de Tapia y reflexionar sobre el tiempo, sobre el conocimiento.


     El tiempo por sí solo no es nada, es algo suspendido en el vacío, es un engranaje de sucesos, es la arena tras el cristal, es un ir hacia delante y hacia atrás, es el velo que enturbia el pensamiento, es la corriente de agua clara que habla de lo que vendrá. Es la palabra el único elemento capaz de desafiar al verdugo del tiempo, yo persigo esos símbolos, enlazados, no encadenados, que me cuentan lo que quieren pero también lo que callan, que me dicen lo que quiero y no quiero escuchar, yo voy allí donde hay palabras, palabras que no sólo dicen y cuentan sino que sienten a aquél que las quiso apresar, interpretar, moldear, pero nunca replicar.


     Me dirijo al Palacio Abacial, lugar donde van a desarrollarse las ponencias, un lujo barroco para el estudiante, en el patio sus doce columnas toscanas me dan la bienvenida y me acuerdo de aquéllos estudiantes que en Salamanca cultivaban las humanidades, todo el saber de la época, ahora, en estos tiempos el saber se ha especializado, el conocimiento es enorme y sabemos de nuestros límites, no hay otra opción, no podemos abarcarlo todo, sentada aquí me siento como nuestro antepasado no tan remoto, Lucy, Lucy frente a la Sabana, palabras de sabios tiran de mí y hacen que dé un salto de ese único árbol, debo empezar a caminar hacia un horizonte desconocido en el que puedo encontrarme con algo familiar pero debo reordenar mis ideas, afianzarlas, construírlas, formar nuevos conceptos, categorizar, en definitiva, escuchar, comprender, aprender, placeres de verano que satisfacen tanto o más que otros cotidianos y mundanos. El pensamiento deja de balancearse complacidamente de rama a rama, acostumbrado a aterrizar sobre el tronco seguro se lanza hacia un espacio abierto dispuesto a desafiar lo ya conocido.


  




sábado, 2 de julio de 2011

Si te llaman víbora o lagartona.

Si te llaman víbora o lagartona,
de mujer a mujer, no te ofendas, (quiero decir sí, oféndete),
no es maldad, es simplemente estupidez,
se ha acordado en llamar “hostilidad heterosexual”,
sexismo o machismo, algo muy usual,
el ente piensa, pensar, ¡qué hallazgo para la razón!,
¡qué desgracia para el corazón!,
que la mujer, ¡bruja! tiene el poder,
con una escoba y su sexo
somete al hombre a su deseo,
subordinado a sus caprichos, ¡qué escándalo!
lo convierte en esclavo, en pardillo,
vamos, que llama a su congénere cabrón,
¡qué desazón!,
al pobre le falta voluntad y también decisión,
me explico, este macho supermasculinizado,
tira piedras sobre su propio tejado,
pues considera al hombre un ente vapuleado,
ni las ve ni las verá venir,
insulta y sonríe, la sociedad lo admira, lo engríe,
¿Cómo?,¡un hombre subordinado a una mujer!
Si por ley lo contrario debiera de ser,
ni caso, es un animal,
le falta alcance para entender
que nadie yace a sus pies,
cuando empiece a ver y no a creer,
será tarde, jamás podrá comprender.
P. Castañeda, J.M. Delfín.

Nota: tambien existen entes, que no mentes, femeninas que presentan este tipo de hostilidad.