jueves, 23 de mayo de 2013

Bobastro. Los rebeldes de al-Andalus


Ruinas de Bobastro, situadas en las mesas de Villaverde. Ardales, Málaga.




Iglesia rupestre mozárabe, fue construída en el siglo IX, la más antigua de todas las de Andalucía, en ésta, Omar ben Hafsun se convirtió a la religión cristiana adoptando el nombre de Samuel.



Ábside central de herradura y laterales rectangulares, el trazado original inacabado respondía a tres naves separadas por arcos de herradura.


La pequeña iglesia de unos diez metros de ancho y parcialmente excavada en la roca, tenía tres naves separadas y una capilla absidial con plantas de herradura.




Las iglesias rupestres están labradas en roca y con muy poca o ninguna utilización de materiales constructivos. El labrado de la iglesia no es perfecto pues prima el pragmatismo, de esta forma se originó un peculiar sistema constructivo realizado con poco afán de perfección formal.




La sublevación del muladí rondeño Omar ben Hafsún, ocurrida en época de Muhamed I constituyó una auténtica guerra civil andaluza que se prolongaría desde el último tercio del siglo IX hasta el 927.




La población estuvo en el centro del territorio dominado por Omar ben Hafsun, el rebelde muladí que mantuvo en jaque a los emires cordobeses.  Omar, que había reconstruído la casi inexpugnable fortaleza de Bobastro, se apoderó diversas veces del pueblo y fortificó el antiguo castillo romano para hacer frente a las expediciones punitivas de Mohamed I, Al-Mundhir, Abd Allah y Abderramán III.




Los muladíes, hispanogodos convertidos al Islam, se hicieron fuertes en el abrupto territorio de la serranía rondeña, estableciendo en Bobastro (al norte de Ardales) su cuartel general: junto con Teba, Alora, Comares y otras muchas constituyeron el arco defensivo desde el que los muladíes, apoyados por mozárabes y bereberes, conquistaron al poder central buena parte de Andalucía hasta que los hijos de Omar ben Hafsun (quien antes de morir había abrazado el cristianismo) fueron definitivamente derrotados por Abderraman III.






P. Castañeda, J. M. Delfín.












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