Su sombra los engrandece,
debiera hacerlos más pequeños,
pero los recuerdos como raíces se aferran al suelo,
trepan por las paredes,
se alejan de la tierra,
miran al cielo.
Amanece y su espectro se hace inmenso,
la mirada mira, los ojos observan y el deseo espera
la puesta de sol,
después... la oscuridad, la noche,
y por fin el sueño,
de vuelta al lugar donde se desvanecen los recuerdos.
A los recuerdos.
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