A mis cuarenta y pico y sin doble moral.
No me interesa vivir por vivir,
sino hacerlo con intensidad,
no vale la pena existir
si vamos perdiendo el compás.
Nunca me quedo a medio camino,
eso sería no llegar al final,
no me gustan las medias tintas,
quizá sea bueno, malo o fatal.
Puedo morir en el intento,
la verdad es que me da igual,
otros muertos hay en vida
y parecen no llevarlo tan mal.
No quiero una vida escuálida,
vacía de recuerdos
y llena de todo lo demás,
yo tengo mi álbum lleno
y no me arrepiento de ná.
Además tengo un montón de hojas,
para llenarlas de días, noches y madrugás,
no me gustan las mentiras,
a mi vida no le falta de ná.
Podría contar tantas cosas
pero no es mi intención escandalizar,
lo que para otros es obsceno
para mí no deja de ser normal.
No me rijo por sus valores
ni por una doble moral,
sigo pasándolo bien, no, genial,
otros no pasan de la orilla
pues no saben si se hundirán.
Para mí no existen los límites,
pues no hay eslabones ni cadenas,
a ellas las tiré al mar,
a ellos los quemé en la hoguera.
Y como siempre lo que no cuento es lo mejor,
pues la realidad siempre supera la ficción,
algún día lo escribiré,
o vete tu a saber,
a lo mejor...no.
P. Castañeda, J.M. Delfín
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