Los fenicios la llamaron Cartha, ciudad oculta o escondida.
Cártama, antigua Cártima, supuso para sus más tempranos
moradores un emplazamiento fácil de defender debido a su elevación (221 m. de
altitud) sobre uno de los altozanos a orillas del Guadalhorce, protegía además
a sus pobladores de las inoportunas inundaciones en tiempos de fuerte lluvia.
Es posible que en la Antigüedad pequeñas embarcaciones
pudieran navegar hasta Cártama, podemos imaginar a sus ciudadanos divisando
desde las altas pendientes a los visitantes.
La actividad arqueológica ha revelado en el futuro solar de
la Casa de la Cultura una cabaña de planta oval del siglo VII a. C., lo que
hace pensar que la población se situaba en las zonas bajas, cercanas a la vega.
En la ladera norte han sido hallados fragmentos de pithoi con decoración polícroma y un asa
de ánfora cuyo perfil puede responder a un modelo del siglo VI a de C.
En el acceso a la ermita de la Virgen de los Remedios ha sido
localizada una alberca de época medieval y un fragmento de phitos con un motivo esteliforme pintado en rojo de almagra,
podemos relacionar esta pasta con las del Cerro del Villar.
A tenor de los hallazgos, se sitúa la primera ocupación en el
siglo VI a. C.
Posteriormente, en el año 195 a. de C., los romanos la
llamaron Cártima, seis siglos después fue ocupada por los godos, y
posteriormente los musulmanes, vencedores de los godos, reconstruyeron el
castillo y ampliaron el recinto fortificado, erigiéndola en bastión de la
defensa de Málaga.
En 1485 fue conquistada por los Reyes Católicos, podemos
observar estos sucesos en los bajorrelieves del coro de la Catedral de Toledo.
Fotografía y texto, P.
Castañeda, J. Delfín.
Bibliografía
García, E. (2007). En la orilla de Tartessos. Indígenas y
fenicios en las tierras malagueñas, siglos XI-VI a.C. (pp. 136-140). Fundación
Málaga.
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